Poco se habla de los estudiantes de la UNI. Por lo general, cuando recordamos abril nos referimos a los muchachos de la UNAN, la Agraria o la UCA. Sin embargo, los que estudiábamos en la UNI jugamos un rol importante en ese momento a pesar de que nunca pudimos tomarnos el recinto.
Sin temor a equivocarme, siempre sentí que en la UNI los críticos de la dictadura siempre fuimos mayoría, lo cual cada vez creía más. Ya en abril los afines a la dictadura no se atrevían a querer imponernos sus discursos en las aulas porque los confrontábamos. En la UNI muchos participamos en las protestas por el incendio de la Reserva Indio Maíz, eso terminó de galvanizar a los que queríamos expresar más nuestro descontento contra todo lo que estaba pasando en el país.
En las redes y los grupos de chat de estudiantes de la UNI se notaba que estábamos a punto de estallar. Y ese momento llegó, que para mi el día más clave fue el 20 de abril. Ya habíamos protestado el 18 y el 19, pero el 20 los ánimos estaban más caldeados. Con los chavalos llegamos temprano a la UNI, era raro ver como llegaban un montón de chavalos expresamente a protestar, como un deber. Una cosa que me llamó la atención fue la llegada de chavalos de secundaria y la gente de los barrios que están cerca de la UNI.

Al medio día estábamos envueltos en medio de una batalla campal. Siempre supimos que los sandinistas eran sádicos, pero verlos con nuestros propios ojos fue otro asunto. Recuerdo como los policías se acercaban a los cercos de la UNI a dispararnos. Lo hacían con odio, lo que hacían no tenía ningún sentido de control de disturbios, en la mayoría de los casos era solo causar daño. Igual pasaba con algunos personajes de la UNI, gente de UNEN, de los sindicatos, e incluso profesores, que se prestaron para agredir a estudiantes. ¡Vergonzoso!
Lo más terrible de ese día y que para mi lo cambió todo, fue cuando a la UNI llegó el rumor de que un francotirador le había pegado a un chavalito. Ese chavalito resultó ser Alvarito Conrado. Al principio no creíamos, pero cuando llegó el video donde él aparecía diciendo “me duele respirar”, sentimos una sensación extraña, como un frío, fue terrible. Recuerdo que un amigo me dijo, “esta gente nos quiere matar”. Ese temor y enojo nos hizo pensar que no podíamos salir, que nos teníamos que quedar en la universidad, tomárnosla, pero no pudimos, por eso nos fuimos a la Catedral de Managua.
En la Catedral pasamos desde inicios de la tarde hasta la madrugada. En la tarde recuerdo que una de las cosas que más nos impacto fue cuando unos chavalos de la UNI y de los barrios cercanos botaron el primer “Chayo Palo”. Era increíble. Ya en la noche la presión de la dictadura contra nosotros se sentía brutalmente. Estábamos asediados salvajemente. El temor fue tanto que nos pusimos nuestros nombres y números de celular para que si nos mataban supieran quiénes éramos y a quién llamar. Hoy lo pienso y me impacta pensar que en ese momento creía firmemente que lo peor podía pasarme.
También puedes leer: 19 de abril-el despertar de los jóvenes nicaragüenses