Desde el 18 de abril muchas personas ansiábamos una gran marcha en Managua. Se había especulado que se iba a hacer entre el 21 y el 22 de abril. No fue así, la gran marcha llegó el 23 de abril y su destino era la UPOLI, ya en ese momento, el principal bastión del pueblo contra la dictadura. Para mi fue la experiencia más bonita que he vivido en estos años de lucha.
Un día antes e incluso antes de que arrancara, decíamos que esa marcha tenía que ir a la UPOLI. No tenía sentido que fuera a otro lugar, tal como lo había planteado el COSEP, porque recordemos, esa marcha la convocó esa organización, pero el pueblo se la tomó. Salí bien temprano de mi casa, quedé en vernos con unos amigos cerca de Metrocentro. En teoría la marcha salía de la UCA, pero espontáneamente comenzaron a salir de otros puntos. Con mis amigos nos fuimos a dar una vuelta a varios de esos puntos. Ya en ese momento sospechábamos que la marcha iba a ser gigantesca, aunque nuestra imaginación se terminó quedando corta.
Mi grupo de amigos estudian en varias universidades, en especial en las públicas, por eso pensábamos que la mayoría de la gente que iba a ir a esa marcha iban a ser los estudiantes. Pero no fue así, fue el pueblo en toda su diversidad el que salió. De las cosas que más me impresionaron fue cuando pasamos por Plaza el Sol, la sede nacional de la Policía, porque toda la gente se acercaba a gritarles “asesinos, asesinos, asesinos”. ¡El pueblo ya había perdido el miedo!
Luego comenzaron a sonar las consignas que luego se hicieron populares. Todos nos quedamos impresionados y nos moríamos de la risa cuando escuchamos por primera vez: “¿Y cuál es la ruta?” o “Sobaco peludo…”. Así mismo, los mensajes de las pancartas, la gente fue super creativa, en la mayoría de los casos se destacaba el valor del pueblo, la lucha por la justicia, pero también la denuncia del carácter criminal de esta dictadura.
Cuando comenzamos a entrar a los barrios orientales la gente se salía de sus casas a regalarle agua a las personas que marchaban. Eso fue muy bonito. La gente también salía con sus abuelitos a agitar las banderas de Nicaragua, los niños, todos. Los carretoneros y los vendedores de las calles gritaban con mucha fuerza: “¡Viva Nicaragua!”. En la medida que nos acercábamos a la UPOLI veíamos los estragos del día anterior, que había sido brutal. Cientos de llantas quemadas, adoquines, barricadas, pintas en las paredes.
Al fin, en frente a la UPOLI, la gente se emocionaba al saludar a los chavalos que se habían atrincherado en esa universidad. Varios dieron discursos. Todos coincidíamos que Nicaragua tenía que cambiar y dejar de tener una dictadura que solo se preocupa por enriquecerse y aferrarse al poder a través del asesinato, cárcel y exilio de sus opositores. Ya cuando nos fuimos de la UPOLI no nos fuimos a nuestras casas, el día apenas empezaba, porque nos dirigimos a varias rotondas a celebrar y a botar los chayopalos, ya en esos momentos se comenzaba a convertir en una de las actividades que más disfrutábamos los que andábamos en las protestas.
La marcha hacia la UPOLI fue la primera marcha masiva de varias que luego se realizaron. Esas marchas le generaron terror, envidia y frustración a la dictadura, porque ahí el pueblo demostraba que era mayoría y que el sandinismo era una minoría que solo se sostenía por la violencia más criminal.