Hace 4 años estábamos entre la organización, los puestos médicos y colaborando en los barrios aledaños a la UPOLI. Siempre he estado organizada, soy una mujer y activista desde que tengo uso de razón. Esto me ha permitido ser la joven comprometida y aguerrida que soy, y me auto reconozco sin miedo.
En ese abril de 2018, cuando me involucré en las protestas por #IndioMaíz, luego por el INSS no hubo retroceso. La llama que se había encendido en el país nadie la pudo apagar. Me sumé junto al mar de chavalos y chavalas que despertaron en abril. Me encontré con amigos y activistas de años en las muchas luchas que los jóvenes estábamos intentando hacer. También me encontré con otro montón de chavalos y chavalas que son hoy rostros y actores importantes en este país.
Así llegue a Pueblo Autoconvocado, que luego se convirtió en la CUDJ la misma que dejé el día que anunciaron su despertar en catedral. Ese mismo día gracias a Douglas quien me invitó a conocer a este grupo de chavalos que contó desde el inicio con una mezcla diversa de miradas y de jóvenes no solo estudiantes, si no chavalos profesionales, chavalos que estuvieron en los barrios, en todo ese acuerpamiento y procesos de organización autoconvocada.
Conocí a Lesther en catedral y luego le comenzamos a dar mayor vida y fuerza a AUN, este grupo de jóvenes con el que hemos construido camino estos 4 años comprometidos y decididos desde el primer momento a ser parte del cambio en la historia que teníamos y tenemos de frente.
Construir movimiento no es fácil, nosotros hemos pasado 4 años en lo que hemos hecho de todo: protestas, ayuda humanitaria, acopios, organización territorial, formación política, piquetes, plantones, participar en los procesos políticos nacionales. También nos ha llovido, nos han asediado, perseguido, amenazado, intimidado. Nos salvamos varias veces de caer presos, sin embargo, hoy Lesther y Max están presos y varios integrantes exiliados en distintos países.
Hemos recibido mucho apoyo y simpatía de la gente, en especial de la gente común, de los barrios, los mercados. También hay algunos actores que no comprenden nuestras posiciones y otros que nos señalan de toda su batería de mentiras. Si ese es el costo por haber asumido dar la cara, lo vamos a pagar. Para hacer un cambio se necesitan tomar riesgos. Es fácil señalar y apuntar con el dedo, pero no es fácil estar aquí al frente recibiendo embates de distintas direcciones. Incluso ataques deshumanizantes que se equiparan a los que causa el régimen.
Aquí seguimos y seguiremos porque nuestro compromiso y nuestro camino es claro: ser parte de la reconstrucción de este país. Aquí estamos dando la lucha desde nuestras energías, tiempos y compromiso. A veces pareciera no hay presente, más no nos dejaremos arrebatar el futuro, ese lo vamos a conquistar y para eso seguimos organizándonos. Hoy somos una de las organizaciones más fuertes y reconocidas del territorio nacional. Abrazamos a los chavalos que se han y están subiendo a este barco que pretende aportar para que la libertad, justicia y democracia sean una realidad.
¡Libertad para Lesther y Max!