Pulso de un músculo que late en el congreso nacional

Ese día, llegamos de toda Nicaragua, puntualmente a nuestra cita histórica. En buses de transporte urbano colectivo; los más solitarios, en taxi. Todos con la camiseta guardada y el corazón latiendo en “Amarrillo”. Estábamos alegres y chileando.  Ese domingo 25 de abril nos movilizamos como arena. Nos convocamos en movimiento.

Mientras llegábamos, un cordón policial nos esperaba. Los agentes decían: “No pueden pasar, deben sacar la cédula”. Los grupos departamentales, al inicio temerosos, dejaron que los chavalos hicieran una fila, que llegaba desde el Intercontinental hasta los portones de Metrocentro. Poco a poco íbamos pasando, con un gran espíritu de libertad en el pecho. Al inicio dudábamos al dar la cédula y ver a los policías tomarles fotos a nuestros documentos sin saber en qué listas íbamos a parar. Luego se nos hizo rutina colectiva, entregábamos el documento como si fuera el ticket de entrada.

La convocatoria era a las nueve de la mañana.  La gente estuvo desde las siete. El lugar estaba lleno. Más de trescientos chavalos se dieron cita en ese primer congreso, tres años después de la fundación de nuestro movimiento. Los latidos de todos se reflejaron en un solo corazón que sonaba en la pantalla principal. Las voces de los chavalos y chavalas crecían en un solo, ronco y sólido eco que hacía retumbar el lugar.

Pasaron a la tarima algunos de los rostros más conocidos representando a sus territorios. La marea de chavalos gritaba ¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertad! No había una sola persona mayor de 30 años en la tarima.

Gaitán sorprendió al congreso con una oración, una plegaria parecida a los salmos de Salomón. Inclinamos la cabeza y levantamos el corazón pidiendo por una Nicaragua en democracia, justicia y libertad.

Lloramos con Jimmy, quien cantó una balada de dolor en conmemoración a todas las víctimas de la represión del régimen. Lloramos porque nos veníamos ahí luchando por el sueño de seguir organizando a los jóvenes, hasta en el último rincón de Nicaragua.  

En el discurso, Bridy destacó la demanda de justicia. Después Ricky gritó ¿dónde están los jóvenes del Caribe? Y el grupo, en medio de la marea dijo ¡Aquí! ¡Viva Nicaragua libre! Dolly mencionó que seguiremos firmes en este año tan difícil pero tan importante para Nicaragua. Enrique recordó su frase que ha sido tuiteada docenas de veces: “Los jóvenes estaremos en todos los espacios de participación ciudadana este 7 de noviembre”. Después Jerry, se apretó la garganta para dejar salir el grito de miles de jóvenes que deseamos una educación libre de politiquería.

Así fueron pasando los discursos. Estamos casi cerrando, y Lesther gritó de nuevo “Ríndase” y destacó el compromiso de los jóvenes organizados en estas elecciones. Gritamos juntos ¡Vamos a ganar!

Por último, Max tuvo su momento de ovación, destacó que por primera vez algunos habíamos sido “bautizados” por el cordón policial. No estábamos ya en la reunión de otras organizaciones, ni hablábamos de otras convocatorias. Era nuestro día, el día del Congreso Nacional. El mensaje más importante fue estar presentes, a pesar de tres años de represión. Se sintió el músculo de los jóvenes de AUN, que sigue latiendo hoy en los jóvenes que trabajan incansablemente por la democracia en Nicaragua. Era una marea amarilla que sobrepasó las orillas.

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